24 de diciembre. Un año más, el jamón, el lomo, la sopa de almendras, la lombarda, la carne rellena de foie, el cordero y para acabar, la clásica bandeja de turrón que se marcha intacta a la cocina.
Alrededor de la mesa, las mismas personas de siempre, un poco más arrugadas, un año más viejas y con unos kilitos de más. En la misma medida que corre el cava, las caras se colorean y las lenguas se disparan. En principio en plan cortés: “¡este año el relleno te ha quedado espectacular! o ¡qué bueno está el vino!”. A continuación, se va pasando a temas más graciosillos pero ya con un cierto retintín: ¿visteis lo de las hijas de Zapatero? .Para acabar, ya cada vez más metidos en vino, con un: “así va el país”
Y un año más, la suegra aprovecha para tirársela a la nuera, la cuñada empieza con las indirectas, el abuelo dispara la artillería, los niños a torta limpia y la cursi de la familia medio llorando. Pero no pasa nada, al final todos se abrazan y se despiden hasta el día siguiente para terminarse los restos culinarios y concluir la batalla. Hasta el año que viene: ¡Bandera blanca!
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